Aprobada la prohibición de las terapias de conversión para menores
Suena a Edad Media, pero: en realidad, algunos siguen clasificando la homosexualidad en la categoría de "enfermedad". En este contexto, siempre se ha hablado de las llamadas terapias de conversión. Con la ayuda de estas prácticas, se suponía que los homosexuales podían darse la vuelta. Ahora, el Bundestag ha tomado una importante decisión: Este tipo de terapia debe prohibirse, al menos en relación con los menores.
Ya era hora. Después de todo, no sólo se trata de un procedimiento que en sí mismo alcanza un nuevo nivel de exclusión, sino también de una práctica que puede causar daños duraderos a los afectados.
La decisión en detalle
En el futuro, estará prohibido llevar a cabo las llamadas terapias de conversión con menores. Y: también podrán ser castigados a partir de ahora quienes obliguen a homosexuales mayores de 18 años a participar en la correspondiente "terapia". Un paso importante que demuestra que la sociedad va por buen camino hacia la igualdad.
Al fin y al cabo, fueron sin duda circunstancias como ésta las que en el pasado llevaron a muchos jóvenes homosexuales a no atreverse a salir del armario.
Entre otros, también acogió con satisfacción la resolución el ministro de Sanidad, Jens Spahn. También admite su homosexualidad y está casado con su marido Daniel Funke desde 2017.
Quienes actúen en contra de la nueva legislación y, por ejemplo, sigan obligando a los homosexuales a someterse a terapias de conversión o las apliquen a menores de 18 años, se arriesgan a penas severas.
Posibles problemas: ¿por qué es tan complicado seguir las terapias de conversión?
La decisión del Bundestag pretende garantizar que la homosexualidad deje de considerarse una enfermedad, que los homosexuales no sufran daños mentales o físicos en el curso de dichas terapias y que pueda darse un paso más hacia la igualdad.
Sin embargo, para que la sociedad se replantee aún más esta cuestión, es importante, por supuesto, trabajar de forma exhaustiva y sensibilizar a la opinión pública. En consecuencia, el gran reto no es sólo llegar a quienes han ofrecido las terapias hasta ahora, sino también entrar en contacto con aquellas personas que discriminan a otras por su amor al mismo sexo y apoyarían además un planteamiento correspondiente, un "repoling". Está claro: la actual resolución del Bundestag envía una señal. Sin embargo, sigue siendo necesaria la educación. Las formas de pensar arraigadas no pueden (por desgracia) disolverse con nuevas leyes.
¿Hay alguna necesidad de mejora?
Según informan varios medios de comunicación, poco después de aprobarse la prohibición de las terapias de conversión se alzaron las primeras voces críticas. Especialmente en relación con el hecho de que la prohibición, en realidad más amplia, se adoptara "sólo" para los menores, muchos ciudadanos y políticos piden mejoras.
La nueva decisión es buena, pero no amplio suficiente. También debería prestarse más atención al papel de los padres. Al fin y al cabo, suelen ser los que han "reservado" las terapias correspondientes para sus vástagos.
Una posible consecuencia: la asunción de que la propia sexualidad no es lo suficientemente buena para los padres. Quien no tiene suficiente confianza en sí mismo y fuerza puede quebrarse. En consecuencia, probablemente en el futuro será cada vez más importante reconocer el problema real mucho antes de acudir a la terapia adecuada y educar a las familias afectadas, tanto a los padres como a los hijos.
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