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¿Cambiará el consumo de carne después de Corona?

No hace falta ser un vegano convencido para darse cuenta de que, tras varios escándalos relacionados con la carne, las cosas tendrán que cambiar en el futuro. A nadie le gusta hablar de cerdos que nunca ven la luz del día, de vacas hacinadas o de pollos gaseados. Y, sin embargo, es evidente que ha llegado el momento de examinar más de cerca de dónde procede la carne que acaba cada día en nuestros platos.

Los consumidores deciden y determinan el mercado

Con cada compra, los consumidores tienen la oportunidad de declarar la guerra a las condiciones de la ganadería industrial. Porque también aquí la demanda determina el negocio. O dicho de otro modo: si no se compran más productos producidos en granjas industriales, en algún momento también dejarán de ofrecerse (o no en esa medida).

Si echas un vistazo a las redes sociales, a menudo leerás la frase "Yo sólo compro la carne en la carnicería. Allí sé de dónde viene". Sin embargo, la realidad demuestra que son precisamente estas afirmaciones las que distorsionan la verdad. Las ventas generadas por la ganadería industrial aumentan considerablemente -salvo algunos años excepcionales-. En 2016, 2017 y 2018 se generaron sistemáticamente más de 10 millones de euros.

Sigue siendo cuestionable que realmente se conceda siempre tanta importancia a la procedencia de la carne.

Los empleados de los mataderos y su agotador trabajo

Aparte de los animales, muchos empleados también sufren las consecuencias del trabajo en cadena. Al fin y al cabo, sacrificar y despiezar animales es un trabajo físicamente exigente que hoy en día suele estar bastante mal pagado.

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El resultado: bajos ingresos y pérdida de salud. Más recientemente, fueron los escándalos en torno a las fábricas de carne en relación con el coronavirus los que hicieron que la sociedad se sentara y tomara nota.

Queda por ver hasta qué punto se replanteará ahora.

¿Cuánta carne es "sana"?

Apenas hay otro tema que caliente tanto la mente de la gente como la cuestión de cuánta carne puede o debe comer una persona para mantenerse sana. Muchos estudios médicos señalan repetidamente que un consumo excesivo de carne puede favorecer la aparición de enfermedades.

Como suele ocurrir, es importante encontrar el equilibrio adecuado o preferir una dieta vegetariana. Se aconseja a las personas que quieran llevar una vida vegana que comprueben regularmente sus valores sanguíneos, especialmente su nivel de B12. De lo contrario, existe el riesgo de que aparezcan síntomas de carencia. Las personas que viven de forma vegetariana sólo deben prestar atención a una dieta equilibrada y variada. Ya ingieren dicha vitamina B12 a través del consumo de leche y queso.

El flexitarianismo es una tendencia que muchos jóvenes en particular están adoptando actualmente. Los flexitarianos se aseguran de comer carne sólo de vez en cuando, por ejemplo una vez a la semana. Su dieta es similar a la de nuestros abuelos, que normalmente no podían permitirse varios platos de carne a la semana.

Después de que el comportamiento alimentario ya cambiara masivamente para muchos en el transcurso de los años ochenta a raíz de los movimientos ecologistas, ahora es muy posible que el año 2020 no resulte ser también un punto de inflexión correspondiente. Nadie tiene que convertirse en vegano para hacer una pequeña contribución.

A veces basta con atreverse a echar un vistazo entre bastidores -en este caso, tras las paredes del matadero- para recapacitar (al menos un poco).

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