Un piercing es una joya especial por la que se perfora una zona determinada de la piel. Por consiguiente, un pendiente también es un piercing.
El piercing goza de especial popularidad desde la década de 1990. Las piezas de joyería correspondientes pueden ser, por ejemplo, anillos, varillas o tapones. Para poder fijarlas en los lugares correspondientes, hay que perforar la piel.
Que la perforación de un piercing sea básicamente dolorosa (o no) depende de la percepción individual del dolor. Por supuesto, la zona perforada también puede ser decisiva. Mientras que muchos gays suelen considerar que un piercing en la zona de la oreja "no está mal", la situación suele ser un poco diferente en relación con los piercings íntimos. Especialmente los piercings en la zona Pene muchos hombres son especialmente escépticos.
Sin embargo, la correspondiente pieza de joyería en partes erógenas del cuerpo también puede percibirse como un aumento del placer. Esto es especialmente cierto si a tu pareja también le entusiasma este accesorio especial y lo incorpora a sus caricias.
Al igual que con otros tipos de joyas corporales, también es importante prestar atención a un alto nivel de higiene durante la perforación. De lo contrario, existe un alto riesgo de inflamación, sobre todo poco después de la perforación. Sin embargo, si se cuidan adecuadamente y se perforan en condiciones de limpieza, los piercings son una forma muy interesante de joyería corporal que no sólo tiene un buen aspecto, sino que también puede ser muy estimulante en lo que respecta al sexo y las aventuras correspondientes.